domingo, marzo 04, 2007

EL TESTAMENTO DE JOAN MONTANER

EL TESTAMENTO DE JOAN MONTANER (1599): una prosa ligera para unas reflexiones sentidas
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La familia de Juan Montaner era importante en Bielsa (Huesca). Fue un antepasado suyo, el escudero Ramón Montaner, el que en el año 1453 compró la villa con todos sus términos y derechos señoriales por la cantidad de 28.000 sueldos. Y fué precisamente entonces, cuando los vecinos decidieron pactar con el rey Alfonso V, ofreciéndose para reembolsar a Ramón Montaner la suma que había pagado para ser señor de Bielsa, a cambio de que la villa y todos sus términos pasaran a ser de jurisdicción real. También consiguieron del Rey que todos los hombres y mujeres vecinos de Bielsa fueran tenidos por infanzones hermunios, lo que les daba derecho a disfrutar de todos los privilegios que los demás caballeros e infanzones gozaban en el reino de Aragón, aunque perdían la condición de infanzón cuando dejaban de residir en Bielsa o en sus términos.

Pero no nos vamos a ocupar aquí de la posición social de la familia Montaner, ni de lo que fue la vida de Juan, de la que no sabemos mucho, aparte de que fue racionero de la iglesia de Bielsa y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición.

Vamos a acercarnos a Juan justamente en el momento en que redacta su testamento, del que nos gustaría dar a conocer las reflexiones sobre la vida y la muerte que hace en su preámbulo. Cierto es que muchas de las frases utilizadas en su redacción eran las usuales en esos casos y que no se trata de nada original, pero su reiterada insistencia en el desconocimiento que tenemos los humanos sobre la hora de nuestra muerte, que “vendrá como el ladrón de noche”, resulta un elemento emotivo muy significativo. No obstante, como hombre religioso que era, Juan Montaner hace ver la importancia de la salud del alma sobre la del cuerpo y confía en la misericordia de Dios, que siempre llega a los que con amor se la piden.


Testamento. Año 1599:

En el nombre de Nuestro Señor Dios todo Poderoso, Criador del Cielo y de la tierra y de todo lo que en ellos hay, y de Jesucristo, su Hijo, Señor Redeptor Nuestro y del Espiritu Sancto consolador, que procede del Padre y del hijo, tres personas y un solo Dios verdadero, a cuya honra y gloria se ha de començar y acabar toda obra buena y de cuya liberalísima y benignísima mano nos viene todo lo bueno y el favor y socorro para bien hazer, para saber bien vivir y bien morir en su Gracia y

Considerando el discreto Joahn Montaner, Infanzón, domiciliado en la villa de Bielsa y Comisario del Sancto Oficio de la Inquisición de Aragón, que la mayor parte de los mortales recebimos grande engaño en prometernos larga posesión deste siglo y siendo como es verdad que no podemos saber dónde, quándo ni cómo nos salteará la muerte, lo más cierto que della sabemos es que vendrá como el ladrón de noche, quando más descuidados estubiéremos.

En lo qual usó Dios con el hombre de muy gran providencia y magnanimidad, que no supiese qual era el último día, a fin que estubiese con cuydado de sobresalto cada día, medicina saludable y antídoto cordial, conforme a lo que dize el sabio “acuérdate de tus postrimerías y nunca pecarás”. Aunque la muerte es lo más molesto y terrible que puede contecer al hombre en esta vida, todo lo ha de vencer la virtud a fuerça de amor con que se ha de amar a Aquél que siendo como es nuestra vida quiso por nosotros padecer muerte y muerte de cruz, siendo el Señor de la vida y Triumphador de la muerte.

Y assí a su imitación hemos de esperar y recibir la muerte con mucha paciencia, en considerando también que todos los mortales tememos la muerte del cuerpo, mas la del alma muy pocos. Por tanto, yo, dicho Doctor, conosciendo ser sujeto a las leyes quales otros mortales, aunque naturalmente temo la muerte del cuerpo, mucho más sin comparación temo la del alma. Para que nuestro Señor Dios por sola su misericórdia y por la muerte de su único y amantísimo hijo me libre y guarde della ayudando con su favor, que nunca falta a los que de coraçón se lo piden, a mi buena voluntad de acertar a servirle y cumplir con la suya en todas cosas y asta en la disposición y ordinación de mis cosas temporales, pues mostró holgar dello en lo que mandó decir al Rey Ezechias “Dispone domui tuae quia morieris tu et non vives”, hago, dispongo y ordeno este mi testamento
”.

Vemos, pues, que, tras una larga introducción filosófico-religiosa, Juan Montaner no sólo recuerda lo que Dios le mandó decir al rey Ezequías cuanda estaba gravemente enfermo: “Dispón de las cosas de tu casa, porque vas a morir...”; sino que él también pasa a ocuparse del reparto de sus “cosas temporales”, que en su caso eran muchas. El heredero de sus bienes fue su sobrino Ramón Jorge Montaner Allué, hijo de su hermano Gabriel. Pero ésto, ya es otra historia...

;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;;María José Fuster
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.[artículo publicado en el "Gurrión" n° 106 de febrero de 2007]
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