lunes, septiembre 10, 2007

ASUNTOS DE FAMILIA: carta de un marido atento

Si queremos conocer mejor cómo era la vida cotidiana de las personas que vivían a finales del siglo XVIII, nada mejor que dejar hablar a sus protagonistas. En esta ocasión será a través de una carta que un marido muy atento escribía desde Madrid a su mujer, que estaba en Benasque, provincia de Huesca. El autor de este escrito no es, ciertamente, un simple campesino, pero sí alguien que vivía en uno de nuestros pueblos y que gracias a sus comentarios nos permitirá entrever un ambiente de otro tiempo, con unos sentimientos muy actuales. Si leemos con atención las palabras que le dice a su mujer y las frases que dirige a sus hijos, podemos pensar que se trata de una historia de ahora mismo, pues lo único que delata el paso del tiempo es el uso del lenguaje:


"
Febrero, 16 de 1782

Pepa:

Sólo me espero repares como quedará mi corazón, pues los ojos no me se enjuan aunque me templa la resignación y temor de Dios, conque todos me asegurais murió, y no me queda dudas fue en amistad de Dios, por lo que a boca te diré, porque no puede ser por escrito.

Ahy tienes esas dos cartas que he recibido oy, y guárdalas, que mal no pueden azer y más con los efectos que resultarán.

Don Blas tomó los recados y te los remitió a la letra, como la lista que yo te envié y más 8 libras de chocolate del todo bueno, que yo posteriormente le abisé te inbiase, porque él dixo no te podía llegar a tiempo por no tener ni aber conducto ni arriero por el mal temporal, pues el correo a llegado oy y tarde, abiendo de aber llegado anteanoche, conque mira que tiempo hay.


Por Dios y por toda la Corte Celestial te pido te cuydes, y a las hijas sólo les pido tu cuydado y su recato, y a la Margarita que mire cómo curarse pues ya a bisto la tenacidad de sus ideas a lo que trae a las personas, y lo mismo digo a la Sebastiana, de la que nada me dezís de lo que te tengo preguntado, y Dios sabe cómo me tiene este cuydado.

Me dirás lo que te falta para a buelta de correo poder disponer se te remita, sea lo que fuere, y si los recados te an llegado buenos y sin mal, porque te diré que todo te se a remitido muy especial”.

(...)

«No ceses de pedir a Dios por el feliz éxito de mis negocios tanto por el de Salinas, que sin duda saldrá con el fabor de Dios, bien como de los que sabes y de otro que se me a venido a la mano más interesante que todos los de Salinas, de forma que es de mucha miga y espero en Dios salir de él con felicidad, lo más largo para toda la Cuaresma.

Si las cosas se ponen como espero en Dios, puede que te comiende el que con toda la familia y nieto te bengas, y entonces si que saldré yo, con el fabor de Dios, a recibirte a Zaragoza.

A Margarita, que Madrid sólo es bueno para dibertirse la jobentud como ya lo sabes, pero que no soy de parecer, por más benturas que Dios nos dé, que allí venga el restablecimiento, pero que finalmente Dios dirá.

A Pepe, que le estimo mucho, que estudie y de gusto a su madre y que ya le tengo una chupa de tisú para la Semana Santa, y a Xabierito otro bestido mejor, pero que no llore y dibierta a su abuela.

Todos te debuelben sus acuerdos y tu los darás míos a todos, y a los hijos mil besos y abrazos, y a ti, Dios valga, como sin cesar se lo pido. Tu más fino amante, Pepe.
"


Un dato curioso: en esta misiva hay 12 menciones a Dios y una a la Corte Celestial.

También muestra el firmante de la carta su preocupación por la salud y recato de las hijas. A los varones parece que los tiene un poco mimados, quizás porque son más jóvenes, y les anuncia que les va a regalar prendas de vestir. Observamos, igualmente, la importancia que concede al envío de chocolate. No hay que olvidar que durante el siglo XVIII tomar chocolate se convirtió en una pasión nacional, y las clases medianamente acomodadas se reunían todas las tardes para beber una tacita, pues era un signo de distinción social.


En fín, se trata de una carta repleta de palabras de cariño para toda la familia, de un padre y un esposo verdaderamente atento.

....................................María José Fuster

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