martes, junio 05, 2007

Conociendo a nuestros antepasados

ISABEL MIR y la solidaridad de una familia


Isabel era hija de Florián Victorián Mir y de Agueda Gistau Campo y vivió con su familia en Bielsa (Huesca). En el año 1635, la madre de Isabel, Agueda, se puso muy enferma y decidió testar. En el testamento que le dictó al notario Gregorio Cebollero nombraba heredero de todos sus bienes a su marido Florián Mir y señalaba también lo que debían recibir Isabel y María, hijas de dicho matrimonio.



No había transcurrido mucho tiempo después del fallecimiento de Agueda Gistau, cuando su marido Florián Mir volvió a contraer matrimonio, esta vez con Eugenia Amad. De esta unión nació un niño al que llamaron Florián, como su padre. Éste, el padre, falleció al poco tiempo de que naciera el pequeño.

Volvamos a Isabel Mir. Hemos visto como Isabel quedó huérfana de padre y madre, y vivía con su madrastra. Imaginamos que era la familia de sus difuntos padres la que velaba por sus intereses y sus parientes tuvieron especial cuidado y empeño en prepararle un matrimonio conveniente. Al final se decidió su casamiento con Domingo Leymana.

Llegó el día de firmar los Capítulos matrimoniales, el 1 de julio del año 1646 en Bielsa, y allí se reuniéron todos los familiares de Isabel, que no actuaban como simples invitados de la novia, sino que desempeñaban un papel muy importante en ese acto.

Por lo que respecta al novio, éste venía acompañado de su padre Beltrán Leymana. En los pactos que se establecieron, Domingo Leymana aportaba al matrimonio una casa y unos huertos que le donaban sus padres. Había una cláusula que decía que en caso de “que no puedan vivir juntos (los novios y los padres del chico) los partirán por iguales partes (los bienes), y con las cargas y obligaciones que aquellos tienen darán la mitad a dicho su hijo”.

La familia de la novia le entregaba “en socorro de su matrimonio” lo siguiente:

1: Su madrastra Eugenia Amad le daba un campo.

2: Pedro Escalona (primo de Isabel, hijo de Bernard Escalona y María Mir) le hacía donación de otro campo.

3: Mossén Pedro Mir (un primo) le mandaba pagar trescientos sueldos jaqueses, que se le entregarían en el día de San Miguel de los años 1647, 1648 y 1649, y si él muriese sin haberlos pagado, su padre, Pedro Mir, se comprometía a pagarlos por él.

4: El Capitán Vispe de Mur (tío, por línea materna) prometía darle trescientos sueldos jaqueses pagaderos en los mismos plazos que Mossén Pedro Mir, además de los vestidos y jocallas que su mujer, Catalina Gistau le diere.

5: Juan Mir, su tío, le mandaba dar cinco libras jaquesas pagaderas en los sanmigueles de septiembre de 1946 y 1947.

6: Alexandro Mir, su tío, le mandaba cinco libras jaquesas pagaderas en cinco sanmigueles de septiembre de cada un año, comenzando del presente.

7: Miguel Mir, (otro tío) le mandaba cinco libras jaquesas pagaderas en cinco años el día de San Miguel, comenzando ese año.

8: Juan Mir, menor, se comprometía a darle dos libras jaquesas pagaderas el día de San Miguel, la mitad en ese año y la otra mitad el siguiente.

No sabemos si tanta solidaridad familiar era fruto de algún pacto previo, o si obedecía simplemente al deseo y voluntad de ayudar a uno de los miembros más desvalidos de la familia. Es bonito pensar que el verdadero motivo de tanta generosidad era, nada más y nada menos, que el intentar paliar entre todos la falta de unos padres. Con ese fín procuraban ofrecerle a la novia no sólo algunos bienes materiales que le permitieran asegurar su futuro económico, sino también, y lo que quizás era más importante, brindarle compañía y afecto en unos momentos tan especiales.

Lo que sí se puede afirmar, es que Isabel Mir no estaba sóla aquél día. Un buen ejemplo de solidaridad familiar.

María José Fuster..

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