sábado, febrero 28, 2009

Circulación de moneda en Aragón (Siglo XVII)

Durante el siglo XVII, la devaluación sufrida por la moneda castellana y, también, la pérdida de valor de las monedas emitadas en el país galo, provocaron que fueran muy requeridas las acuñaciones del Reino de Aragón. El valor intrínseco de las mismas confería gran fortaleza a la moneda aragonesa e incitaba a su acaparamiento, tanto por parte de los naturales del Reino como de otros lugares. Las autoridades aragonesas competentes, que llevaban a cabo una política comercial muy proteccionista, también mostraron una actitud muy vigilante en esta materia y controlaban que no se sacara moneda del país.

Plan (Huesca)

Transcribimos algunos fragmentos de un acto público oficializado ante notario en el que se da cuenta del botín requisado a dos franceses que habían sido sorprendido cerca de Plan (Huesca), caminando hacia Francia y que pretendían sacar moneda. Era el diecises de octubre del año 1674.

Los hechos fueron los siguientes: en Plan, Valle de Gistau, ante Francisco de Campo, Justicia y juez ordinario de la valle de Gistau, Miguel Gabás y Belenguer Bruned, Jurados del lugar de Plan compareció Pedro de Mur, notario Real, domiciliado en dicho lugar y Tablajero de la Tabla del General y Juan Lanzón, Guarda del General, que declaró ante todos :

«Que el día catorce de los presentes mes y año, muy de mañana había llegado a las casas de la habitación del exponente el dicho Juan Lanzón y que le había entregado un talego largo de estopa y dentro del uno mediano de cuero, diziéndole que aquella misma mañana antes de amanecer había encontrado dos franceses en medio del camino y puerto que hay de de dicho lugar al Reyno de Francia, y que como Guarda del General había reconocido a uno de dichos franceses llamado Munez a quien conocía de vista y plática y que le había encontrado con dichos dos talegos que pasaba y llevaba acia dicho Reyno de Francia y que habiéndole preguntado que llevaba le había respondido que un dinero de mosieur Lacau, y que se lo llebaba y pasaba a su casa y Reyno de Francia»



« Los cobradores » M. Van Reymerswaele

Juan Lanzón requisó el dinero a los franceses y lo entregó al Tablajero, que era el encargado de cobrar los impuestos correspondientes a la entrada y salida de mercancías de la frontera. Para dejar las cosas bien claras, dicho Tablajero, Pedro de Mur, pidió al Justicia que abriera los talegos y contara delante de todos lo que en ellos encontraba:

«Y dicho Juan Lanzón presente como dicho es, dixo y ratificó lo mismo. Con que el dicho Pedro de Mur para que constase en lo venidero ante quien y en donde fuese necesario suplicó y pidió al dicho Justicia que mandase abrir dichos talego y se contase el dinero que en el había, en su presencia y de dichos Jurados. El dicho Justicia lo probeyó y mandólo, de cuya provisión y mandamiento yo dicho notario, en presencia de todos los sobredichos y de los testigos abaxo nombrados, saqué de un talego largo de estopa que presenté habierto, uno mediano de cuero atado con un cordel y sellado sobre sus ataduras con tres sellos de lacre. El uno en medio el talego sobre el cordel, otro en la atadura de la voca de dicho talego y el otro sobre los restantes cabos del cordel con un rótulo que había escrito de una letra gruesa sobre el dicho talego.

Que decía la causa, que continuando dicha provisión y madamiento fue abierto y abrió dicho talego rompiendo los sellos y cordel de, y, habiendo abierto dicho talego sobre un bufete se halló salir de dentro del otro talego de cuero pequeño cerrado y sellado con dos sellos de lacre sobre sus ataduras y con un rótulo que no se pudo leher, siendo setenta y cinco libras y habiendo contado el dinero que había dentro del talego mediano se halló y contó y que havía en él en oro tres doblones de a ocho, quatro doblones de a quatro y en plata, en diferente moneda doble y sencilla seiscientos veynte y nuebe escudos y diez y seis sueldos jaqueses y no trae cosa mayor ni menor cantidad.

Y luego, habiéndose abierto el segundo talego pequeño y rompiedo los sellos del, se halló y contó que había dentro en oro dos doblones de a ocho, y en plata en diferente moneda doble y sencilla quarenta y nuebe escudos y diez y seis sueldos jaqueses, y no otra cosa mayor ni menor cantidad, las quales dos partidas de dinero dicho Pedro de Mur como Tablajero sobredicho las recivió en su poder diciéndo que como tal se entregaba de ello para dar cuenta ante quien y donde conviese y fuese necesario, todo lo qual fue hecho hallado y pasado como arriba se dice en presencia de dichos Justicia, Jurados, Guarda y Tablajero»
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En fín, es este un caso que evidencia que las autoridades aragonesas habían establecido un férreo control para evitar que las piezas de numerario salieran de sus fronteras. Así, como suele decirse, mataban dos pájaros de un tiro, ya que tales medidas además de impedir que se sacara la moneda del país, ponían obstáculos a que las mercancías extranjeras entraran en el nuestro (algo muy mal visto en aquellos años...).





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