viernes, junio 22, 2007

Conociendo a nuestros antepasados: mosén Pedro Lavilla

El asunto del estercolar

El apellido Lavilla lo hemos encontrado en Belsierre, Benasque, Bestué, Plan y en Bielsa (provincia de Huesca). Aquí vamos a ocuparnos, precisamente, de mosén Pedro Lavilla, racionero de la iglesia de Bielsa, que, además de los asuntos religiosos se dedicaba a otros más profanos, como prestar dinero, etc. Tan ocupado andaba mosén Pedro que no tenía tiempo de atender a todas sus cosas. Y uno de estos descuidos le iba a traer problemas.

La historia aconteció en el año 1626 y la conocemos a través de un protocolo del notario Gregorio Cebollero. Resulta que, al limpiar los establos donde estaban los animales de mosén Pedro Lavilla, sacaron a la calle todo lo que no querían que estuviera dentro y dejaron en medio de la vía pública, a los cuatro vientos, un buen montón de estiércol. Los vecinos instaron al mosén que hiciera sacar de allí aquella porquería cuanto antes, pero como a él no le gustaba recibir órdenes, hizo oídos sordos. Es más, para demostrar el poco caso que hacía a semejantes quejas, hizo limpiar las pocilgas de los lechones y echaron todo lo que les sobraba encima del montón de estiercol. Así las cosas, la situación entre los vecinos del pueblos y Pedro Lavilla fue degenerando y, para hacer callar a sus convecinos e intimidarlos, a mosén Pedro no se le ocurrió nada mejor que apelar a su autoridad, como religioso que era y, además, según él decía, Comisario del Santo Oficio.

A la gente de nuestros pueblos ya sabemos que les cuesta bastante impresionarse, así es que, sin hacer ningún caso a tanta autoridad, nombraron un procurador para que les representara y, ni cortos ni perezosos, le pusieron una denuncia al mosén. El procurador designado fue el joven Juan de Verastegui, que recogió en los cargos que presentó contra Pedro Lavilla todos los argumentos que los vecinos de Bielsa le habían repetido una y otra vez. Básicamente se centraban en estos hechos:

Primero, a los vecinos no les importaba nada la condición de religioso de mosén Pedro, porque para el asunto que tenían que tratar con él eso no tenía importancia alguna, además, dudaban mucho que fuera Comisario del Santo Oficio, tal y como él decía. Y, segundo, la causa del conflicto era que ese señor había dejado un estercolar en medio de la vía pública y los olores molestaban a todos los vecinos y, además, podían originarse muchas enfermedades si no lo retiraba pronto. Así, que lo que le pedían era que lo limpiara cuanto antes.

Pero mejor, seguiremos el texto, que no tiene desperdicio.

Ante la presencia de Vuestra Merced señor mossén Pedro La Villa, racionero de la Colegial Iglesia de la villa de Bielsa y Comisario, que dice ser, del Santo Oficio de la Inquisición, parece y es personalmente constituido Juan de Verastegui, menor, en nombre y como Procurador de los Jurados y Concejo de la villa de Bielsa, el qual en dicho Procuratorio nombre dice y requiriendo propone que:

Bien save Vuesa merced e inorar no puede, como muchas y diversas veces assí el vehedor de calles como los Jurados de dicha villa sus Principales, le han requerido, amonestado e intimado que sacase el estiércol del estercolar que tiene hecho a la puerta de su vorda, si quiere pajar, por ser como es cosa tan perjudicial de que esté en aquel puesto, por ser como está dentro los límites de la dicha villa y adonde se cruzan dos calles, a más de que la putrefación que del sale es cosa tan perjudicial que basta a corromper y enfermar los que tan vecinos tienen las cassas a dicho pajar y estercolar y

Vuessa Merced, como hombre que no quiere estar ni allegarse a razón, antes vien, contra hella haverse querido valer de exemptiones, como es el haver presentado el título de Comissario del Santo Officio a los dichos sus Principales, cosa de que se tiene desconfianza en que lo sea, por ciertas alteraciones que en años passados tubo con los dichos sus Principales, los quales acorriendo a aquél Santo Tribunal y administrándose en él como siempre se hace tan recta Justicia, por su orden le suspendieron ad de que no fuese ni le tubiesen por Comisario de dicho Santo Oficio mientras otra cosa no les fuesse ordenado, por lo qual y no haverles sido notorio de dicha restitución de cargo, tienen los dichos sus Principales la sobredicha duda de si Vuesa Merced lo es o no, y aún quando lo fuere, ymportan poco las asertas presentaciones que de dicho título tiene hechas contra los dichos sus Principales para en razón de los sobredichos, pues en hellos no tocan en su persona ni hacienda, antes vien, el haverle intimado a Vuesa Merced los dichos ha sido por obiar los inconvenientes que se podrían seguir de los procedimientos malos que Vuesa Merced tiene con todos, y en particular con los que acerca lo sobredicho le van a la mano y cumplir con las obligaciones de sus officios de que mayores injurias les ha Vuesa Merced dicho en la cara, continuando siempre en hacello y ésto amparándose siempre de ser Comissario sobredicho, y a socolor dello, cossa que no debería de hacello.

Ni menos el haver como por mofas y escarnio de los dichos sus Principales, haver contra sus amonestaciones mandado sacar el estiércol de la pocilga de los lechones y hacerlo sobre dicho estercolar. Haver enpecinado toda aquella vecindad y a los que por allí pasaran, cossa como lo es tan perjudicial que por serlo tanto los dichos sus Principales, sin que por hello pierdan el debido respecto al estado sacerdotal ni al Santo Oficio, an deliverado de provehir del devido remedio y sobre hello acudir a los devidos remedios de Derecho y de Justicia, por lo qual el dicho Procurador en dicho Procuratorio nombre dice y requiere a Vuestra Merced, dicho mossén Pedro Lavilla luego incontinenti, saque el estiércol de dicho puesto y deje aquél limpio y en adelante no heche más y tenga aquél limpio como lo están las demás calles, alias lo contrario haciendo lo abrán de hacer los dichos sus Principales y sobre hellos protesta contra Vuessa Merced y sus bienes de todos los gastos ydas y venidas de correos, y de sobre ello hacer recurso a los devidos remedios de Derecho y de Justicia requirentes, a alias protestatus u ordenada la presente requesta por mi Juan Verestegui, Procurador sobredicho.
"


Un caso más en el que se tiene que recurrir al Derecho y a la Justicia para enmendar una situación que hubiera podido arreglarse con sentido cívico y amabilidad.
...................................

........................... .....María José Fuster

Etiquetas: , ,

sábado, junio 16, 2007

Cuando nuestros antepasados iban a la guerra (Siglo XIX)

En la Constitución española de 1812, proclamada en las Cortes de Cádiz, se estableció que el servicio militar fuera obligatorio para todos los españoles. No obstante, las vicisitudes políticas y los consecuentes cambios de poder que se vivieron a lo largo del siglo XIX, hicieron imposible la aplicación de este principio, ratificado, sin embargo, por la Constitución de 1876.

También hay que resaltar que desde el primer momento esta medida había topado con una oposición generalizada. Además, como casi siempre ocurre, se establecieron los mecanismos oportunos para que las clases pudientes pudieran zafarse de ese deber, mientras que los que no tenían los medios económicos necesarios se veían obligados a cumplirlo.

Recordemos que los jóvenes llamados a filas que querían librarse del servicio militar, podían optar por una redención en metálico (abonando una cantidad al Tesoro Público), o podían recurrir a la sustitución (buscando otro muchacho que fuera en su lugar). Cuando más se buscaba la exención con una u otra fórmula era cuando España se encontraba envuelta en algún conflicto bélico.


Desde los pueblos de los Pirineos fueron muchos los jóvenes que marcharon a afrontar su triste suerte. En el curso de los últimos años del siglo XIX muchos de ellos decidieron desertar y escapar a Francia. Sin embargo, algunos de nuestros paisanos se vieron obligados a luchar en diferentes frentes:



Marruecos:

Mariano Costa Peyret, soltero de 29 años de Navarri (Huesca), falleció en el campo de batalla en Marruecos, el día 30 de noviembre de 1859. Pertenecía a la Compañía de Cazadores del 2° Batallón del Regimiento de Infantería de Borbón, n° 17. La declaración de guerra de España se había efectuado el 22 de octubre de 1859, justo ocho días antes, así es que Mariano no pudo intervenir realmente en el conflicto bélico.


Cuba:

Joaquín Samblancat Costa, de Campo (Huesca), había nacido el 27 de agosto de 1875 y tenía apenas 19 años cuando fue llamado al éjército. Concretamente, fue alistado en el reemplazo de 1894. Era labrador y pasó a ser soldado hasta el 7 de octubre del año 1998, en el que se le dió la baja definitiva.




Un fragmento de su detallado expediente militar, nos informa dónde estuvo Joaquín los últimos días de su estancia en Cuba: “En Cabañas, Mariel, Manolita y Bramales de guarnición, recorridas y destacamento hasta el 21 de abril, que con motivo de la guerra con los Estados Unidos pasó en la misma zona a prestar el servicio de vigilancia y defensa de las costas, hasta el 16 de agosto que se trasladó con el Batallón a la plaza de Guanajay, donde permaneció hasta el 26 de noviembre, que por ferrocarril marchó a Regla (Habana) con el fin de embarcar para la Península, lo que efectuó el 29 en el vapor Covadonga, desembarcando el 15 de diciembre en Barcelona."


Filipinas:

a Angel Serveto Castillón, de Barbaruens (Huesca), que nació también el año 1875, se le concedió la Licencia Absoluta en Barbastro, a 26 de febrero de 1905, según reza su expediente miliar, “por haber permanecido doce años en el servicio militar, desde la fecha de su ingreso en Caja, según lo dispuesto en los artículos 2° y 7° de la ley de reclutamiento, al soldado ANGEL SERVETO CASTELLON, hijo de Fermín y de Joaquina, natural de Barbaruens, Juzgado de primera instancia de Boltaña, provincia de Huesca, nació el día 27 de enero de 1875, de oficio labrador, su estado soltero. Fue alistado en el reemplazo de 1894 y clasificado como quinto...”.

Angel llegó a Manila el 17 de enero de 1897 y participó en el combate de Cavite y en el ataque y toma de Silang, entre otras acciones.


Tercera Guerra Carlista:

Nada mejor que la lectura de una carta que escribió a su familia uno de aquellos jóvenes que participaba en dicha guerra, para comprender cuál era su situación y estado de ánimo. Algunas de las palabras no pueden leerse por haberse deteriorado el papel, por lo que aparecerán unos puntos suspensivos para sustituirlas. La carta está fechada en Gerona, el 28 de julio de 1874, y la escribió Juan Peired, que dice así:

Queridos padres, me alegra de que se hallen en compañía de mis queridos hermanos al recibir esta triste carta, gozando de una perfecta salud como yo estoy disfrutando por ahora dando gracias a Dios.

Pues sabrán que día 13 del corriente tuvimos la grande división con unos traidores carlistas, donde tuvimos 8 horas de fuego quedando en el campo 8 muertos y 25 prisioneros y de los carlistas 100 muertos y 150 muy mal heridos, pero a la fin nos tuvimos que recular hasta que lleguemos a la villa de Figueras, que andemos 22 oras sin parar ni comer. Lleguemos a la villa de Figueras y nos dieron de comer y un porrón de vino, pero al cabo de 3 días salimos otra vez en ... batalla y nos quedamos en Besalú, donde estábamos 1000 soldados de infantería, 250 de caballería y ... piezas de artillería y salimos por la mañana 300 soldados por la montaña, otros por la .. en fin mucha gente, pues emprendimos a caminar a las 4 de la mañana y duró hasta la noche, todo el día lloviendo y apedregando y sin ver nada más que el humo de los tiros y nada otra cosa.

Cuando lean la carta la enseñen al Sr. Juan de los cuchareros y le dicen que subimos hasta llegar a la ermita de san Julián, pero nunca pudimos pasar de allí porque había 2000 carlistas, y ahora vamos por la parte de Vic para ver si por allí podemos entrar, pero les digo que hasta de ahora no había conocido el servicio, pero ahora digo que el que se pueda librar de venir que no venga porque esto es un desconsuelo, el ver morir gente como corderos, no les digo otra cosa mas que Vd. mi padre, no se ponga en cuestiones de ninguna cosa porque van las cosas muy mal.

Darán expresiones a los de Rosón, parientes, vecinos, y a todos los que por mi pregunten y...
”.


Unos destinos muy diferentes para unos jóvenes que, seguramente, no conocían nada de los enemigos a los que tenían que combatir...




...........................................María José Fuster

Etiquetas:

martes, junio 05, 2007

Conociendo a nuestros antepasados

ISABEL MIR y la solidaridad de una familia


Isabel era hija de Florián Victorián Mir y de Agueda Gistau Campo y vivió con su familia en Bielsa (Huesca). En el año 1635, la madre de Isabel, Agueda, se puso muy enferma y decidió testar. En el testamento que le dictó al notario Gregorio Cebollero nombraba heredero de todos sus bienes a su marido Florián Mir y señalaba también lo que debían recibir Isabel y María, hijas de dicho matrimonio.



No había transcurrido mucho tiempo después del fallecimiento de Agueda Gistau, cuando su marido Florián Mir volvió a contraer matrimonio, esta vez con Eugenia Amad. De esta unión nació un niño al que llamaron Florián, como su padre. Éste, el padre, falleció al poco tiempo de que naciera el pequeño.

Volvamos a Isabel Mir. Hemos visto como Isabel quedó huérfana de padre y madre, y vivía con su madrastra. Imaginamos que era la familia de sus difuntos padres la que velaba por sus intereses y sus parientes tuvieron especial cuidado y empeño en prepararle un matrimonio conveniente. Al final se decidió su casamiento con Domingo Leymana.

Llegó el día de firmar los Capítulos matrimoniales, el 1 de julio del año 1646 en Bielsa, y allí se reuniéron todos los familiares de Isabel, que no actuaban como simples invitados de la novia, sino que desempeñaban un papel muy importante en ese acto.

Por lo que respecta al novio, éste venía acompañado de su padre Beltrán Leymana. En los pactos que se establecieron, Domingo Leymana aportaba al matrimonio una casa y unos huertos que le donaban sus padres. Había una cláusula que decía que en caso de “que no puedan vivir juntos (los novios y los padres del chico) los partirán por iguales partes (los bienes), y con las cargas y obligaciones que aquellos tienen darán la mitad a dicho su hijo”.

La familia de la novia le entregaba “en socorro de su matrimonio” lo siguiente:

1: Su madrastra Eugenia Amad le daba un campo.

2: Pedro Escalona (primo de Isabel, hijo de Bernard Escalona y María Mir) le hacía donación de otro campo.

3: Mossén Pedro Mir (un primo) le mandaba pagar trescientos sueldos jaqueses, que se le entregarían en el día de San Miguel de los años 1647, 1648 y 1649, y si él muriese sin haberlos pagado, su padre, Pedro Mir, se comprometía a pagarlos por él.

4: El Capitán Vispe de Mur (tío, por línea materna) prometía darle trescientos sueldos jaqueses pagaderos en los mismos plazos que Mossén Pedro Mir, además de los vestidos y jocallas que su mujer, Catalina Gistau le diere.

5: Juan Mir, su tío, le mandaba dar cinco libras jaquesas pagaderas en los sanmigueles de septiembre de 1946 y 1947.

6: Alexandro Mir, su tío, le mandaba cinco libras jaquesas pagaderas en cinco sanmigueles de septiembre de cada un año, comenzando del presente.

7: Miguel Mir, (otro tío) le mandaba cinco libras jaquesas pagaderas en cinco años el día de San Miguel, comenzando ese año.

8: Juan Mir, menor, se comprometía a darle dos libras jaquesas pagaderas el día de San Miguel, la mitad en ese año y la otra mitad el siguiente.

No sabemos si tanta solidaridad familiar era fruto de algún pacto previo, o si obedecía simplemente al deseo y voluntad de ayudar a uno de los miembros más desvalidos de la familia. Es bonito pensar que el verdadero motivo de tanta generosidad era, nada más y nada menos, que el intentar paliar entre todos la falta de unos padres. Con ese fín procuraban ofrecerle a la novia no sólo algunos bienes materiales que le permitieran asegurar su futuro económico, sino también, y lo que quizás era más importante, brindarle compañía y afecto en unos momentos tan especiales.

Lo que sí se puede afirmar, es que Isabel Mir no estaba sóla aquél día. Un buen ejemplo de solidaridad familiar.

María José Fuster..

.

Etiquetas: , , ,

lunes, junio 04, 2007

Quand l'armée vient au secours des historiens et des généalogistes


«Quand l'armée vient au secours des historiens et des généalogistes»

Conférence suivie d’un débat
par

M. PIERRE LIERNEUX
Chercheur scientifique au Musée Royal de l'Armée, Bruxelles


Mardi, 12 juin 2007, à 13,00 heures

Rue de la Loi, 102, salle 0/19
Bruxelles (Belgique)

Entrée libre


Etiquetas: ,